Uniformes laborales para el frío (II)
Como ya os adelantamos la semana pasada, hoy continuamos hablando de cómo deben ser los uniformes laborales destinados a trabajos que se realizan bajo frías temperaturas.
Empecemos por los guantes de protección. Estos no sólo sirven para evitar que nos dañemos las manos, sino que también aíslan nuestra piel del frío y, además, impiden que se nos agriete y se produzcan heridas. Para otorgar una mayor protección, los guantes deben ser impermeables por fuera y muy confortables por dentro, con un tejido que sea transpirable.
El calzado que acompaña a estos uniformes no puede ser cualquiera, sino que tiene que cumplir una serie de características básicas. Lo primero que debemos tener en cuenta es que los zapatos han de ser impermeables tanto por fuera como por dentro para impedir que la humedad y el agua se filtren y se llegue a producir un enfriamiento de los pies. Por dentro deben ser transpirables para que evitar que la sudoración humedezca los pies y se aumente la sensación de frío. Para mayor confort y seguridad, es idóneo que los zapatos cubran hasta los tobillos y que se sujeten al pie mediante cordones, hebillas, o cierres de velcro.
Por último, encontraríamos las gafas protectoras o los cascos de seguridad, los cuales son sometidos a ensayos a temperaturas extremas para pasar los correspondientes controles de calidad.